Practicante
de artes marciales (Shotokan Kaarate, Sipalki Ion Hap, Kicjboxing Kyudo
Mugen, MMA), burócrata de profesión, escritor de vocación. Con este lema se define en Twitter nuestro escritor invitado, Jorge del Río, autor de Muñecas para matar y numerosos relatos.
1.
¿Qué es lo más drástico que has hecho por el arte?
Escribir a
altas horas de la madrugada, con pocas horas de sueño y manteniéndome a base de
cafeína. Recuerdo que una vez, en mis años de universidad, con unos amigos
teníamos un proyecto de animación (en los años del Flash Player jeje) y yo
estaba encargado del guión (obviamente, pues sólo puedo dibujar infinitas
versiones de Homero Simpson y el logo de los Thundercats). En fin, el proyecto
no se concretó, pero en su momento tuvimos una propuesta de una televisora
importante que nos dio un plazo muy breve, y estuve horas escribiendo,
revisando y reescribiendo los diálogos y las escenas, prácticamente sin dormir.
Y sin tener la menor idea de cómo escribir un guión.
2.
El mejor consejo que has recibido de un artista.
En
realidad, he recibido muchos. Y aprovecho para agradecer los de Jorge Plana,
Cris Miguel, Julio Martín Freixa, Víctor Blanco y David Tourón, a quienes les
ha tocado revisar mis escritos en algún momento. Pero en particular destaco el
de Julio (Freixa), quien revisando una novela mía me dijo que metía demasiadas
acotaciones en los diálogos. Le hice caso, y a partir de ese momento mis
escritos ganaron mucho en ritmo y agilidad.
3.
Si tuvieras que vivir en el interior de un cuadro, ¿cuál sería?
Con esta
me has hecho pensar, jejeje. “El jardín de las delicias” de El Bosco, en su
panel central. Un mundo desinhibido, libre de prejuicios y abierto a todos los
placeres que ofrece la vida.
4.
Los escritores se nutren de obsesiones. ¿Cuáles se reflejan en tus obras?
Varias. Si
bien escribo (o trato de escribir) literatura de consumo rápido sin más
intención que la de entretener (que hoy por hoy, tampoco es poca cosa), verás
que hay temas recurrentes en las mías: las responsabilidades, la familia, la
amistad, me intereso mucho por los vínculos entre los personajes, que sean
medianamente creíbles dentro de ese ambiente ficticio o fantástico en el que se
mueven. Y soy un enamorado de la década de los 80s, y de la cultura popular de
esa época.
5.
En una entrada de este blog hablé al público acerca de mi campo semántico
personal y me gustaría que compartieras el tuyo. Puedes acompañarlo de una
reflexión acerca de tu estilo.
Hmmm el mío… bueno,
repasando mi obra publicada (que a la fecha no es demasiado extensa) puedo
señalar algunas constantes: etérea, grácil, atroz, revés, escarlata, vigor,
hoja, reflejo, abominación, brumoso. Trato de mantener un ritmo ágil de lectura
y no adjetivar demasiado (ya sé que a Lovecraft le funcionaba de maravillas,
pero a mí me lastra la historia).
6.
¿Qué ha sido lo más complicado de escribir Muñecas para matar? Cuéntanos
algo que no te hayan preguntado acerca de esta novela.
Las
escenas de acción. O sea, es una historia de artes marciales, al estilo de las
pelis de los 80s/90s (Van Damme y todo lo que vino después) y tiene muchos
combates (¡muchos!), además de persecuciones en coche, en helicóptero, ya te
imaginas. Tuve que esforzarme por crear situaciones originales, que no fueran
repetitivas y que la escalada de estas fuese gradual. Es decir, que el
siguiente combate fuese más espectacular que el anterior. No sé si lo habré
conseguido, pero te aseguro que la intención y el esfuerzo estuvieron ahí.
7.
Dicen por ahí que eres un versado en artes marciales. ¿De qué modo
afecta dicho conocimiento a tu escritura?
Practico
artes marciales desde los 8 años, se puede decir que es el único deporte que
practiqué seriamente. He competido en karate y en kickboxing, y aún hoy entreno
MMA (con chicos mucho más jóvenes que yo, que golpean cada vez más fuerte). En
primer lugar, me ayuda a diagramar las escenas de acción y los combates, sé lo
que puede hacerse en una determinada situación y cómo hacerlo y, lo más
importante, sé lo que se siente al ser golpeado de distintas maneras y me
resulta mucho más fácil expresarlo. Supongo que, en cierta forma, es como
escribir escenas de sexo: la experiencia ayuda mucho.
8. ¿Contradicciones en tu proceso creativo? ¿Cómo es tu método de trabajo?
No puedo con la escaleta creativa. Lo siento,
y lo he intentado, pero la realidad es que me pongo a escribir con una idea
vaga, algunos personajes y situaciones en mente y, a partir de allí, empieza a
fluir la historia. Como dice Stephen King en “Mientras escribo” (libro que
recomiendo a todo juntaletras): es como arqueología, te pones a excavar y vas
desenterrando una historia. A veces, es algo que vale la pena contarse. A veces
no. Lo que ha sido publicado está en el primer grupo; lo del segundo se ha
quedado merodeando por mi disco duro, en la forma de relatos inconclusos o
primeros capítulos fallidos.
9.
¿Cómo es tu lugar de trabajo? ¿Crees que influyen el lugar de nacimiento
y el entorno a la hora de ser escritor?
Trabajo en
casa, muy temprano en la mañana o por la noche, con mi computadora y una taza
de café (o mejor varias). A veces a solas, a veces con mi esposa viendo la tele
y nuestro hijo jugando a escasa distancia. Cuando estoy en mi zona me
abstraigo, y puede caerme una bomba al lado sin que me distraiga de lo que
estoy haciendo. Y sí, el entorno ayuda, aunque en mi casa, cuando era niño no
había demasiados lectores. Salvo yo, claro.
10.
¿Cómo fueron tus inicios como escritor? ¿Cuándo te diste cuenta de que
te gustaba esto de juntar letras?
Escribir,
para mí, fue la consecuencia natural de ser un lector voraz y precoz (ya leía a
los 4 años). Pasé de los cómics a las novelas de aventuras clásicas (Verne,
Salgari, Stevenson) y de allí la cosa fue in crescendo. En algún momento
también me gustaba el dibujo e incluso intenté dibujar cómics, hasta que me di
cuenta de que lo mío era crear historias (el hecho de que dibujara fatal
también ayudó en la decisión). Creo que mi primera “novela” la escribí a mis
10/11 años: un relato largo de piratas, al estilo de Salgari y sus Tigres de la
Malasia, pero ambientado en el norte de África (añado que documentarse en
aquellas eras pre-google era bastante más complicado).
11. Escritura terapéutica. ¿Cómo lo ves?
¿Qué supone para ti el acto de escribir?
Yo no
puedo concebir la idea de no escribir. Hay dos cosas que necesito realizar a
diario, como una forma de mantener la cordura (o de no seguir perdiéndola al
menos) escribir y ejercitarme. Ambas actividades para mí son terapéuticas pero,
enfocándonos en la escritura (que es de lo que estamos hablando en primer
lugar) para mí supone poder plasmar en papel (o bits) todas estas historias que
rondan por mi cabeza, algunas de ellas incluso sin que yo sepa que existen,
hasta que me pongo a excavar y las encuentro.
Me ha gustado mucho la entrevista!
ResponderEliminarQue sea escritor y practicante de artes marciales, mola! Con lo del kick me ha entrado la sonrisilla. Es cierto que te ayuda a pensar en lo que puede pasar más allá de la línea que tienes trazada, de ahí mis bloqueos. También a resistir y sacarlo todo, porque o das o te dan...y en la literatura es igual, o escribes o mueres...o escribes mejor o te estancas...
Gracias por tus entrevistas y por darnos a conocer a otros autores que no tenemos localizados!
Un abrazo, sweetheart!!
Me acordé de ti mientras maquetaba la entrevista, je, je, je.
EliminarTiene que ser genial practicar todos estos deportes y poder aplicar lo aprendido a la escritura y a la vida.
¡Otro abrazo para ti, sweetheart! :P
Jorge The Warrior. Gran escritor y gran persona.
ResponderEliminarExacto :P
EliminarMe hacen poner colorado, chicos! Se agradece :)
ResponderEliminarPalabras bien merecidas ;)
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