14.4.16

UNA VEZ ALCANZADOS ESTOS MUNDOS PROSEGUIREMOS EL CAMINO. WALT WITHMAN Y EL CAMINO DEL ESCRITOR



Esta mañana, antes del alba,
subí a una colina para mirar el cielo poblado, y
le dije a mi alma:
Cuando abarquemos estos mundos,
y el conocimiento y el goce que encierran,
¿estaremos al fin hartos y satisfechos?
Y mi alma me dijo: no, una vez alcanzados estos
mundos proseguiremos el camino.

WALT WHITMAN, Canto a mí mismo.
Las obsesiones siempre han sido y serán una constante en mi vida, se mueven por ciclos, vuelven tarde o temprano; sin embargo, desde hace un año no puedo sacarme de la cabeza estos versos de Walt Withman.

Cuando uno se une a esta orden esotérica (más comúnmente conocida como el gremio de los escritores) tiene unos objetivos a corto, medio y largo plazo. A medida que avanzas en tu aprendizaje, esta droga que es la literatura se va adueñando de todo tu ser, emponzoñando las diferentes dimensiones en las que se cimenta la vida. ¿Quién no ha sentido la imperiosa necesidad de escribir acerca de una anécdota o... peor todavía, de la confesión de un amigo? A veces parece que la libreta o la aplicación de notas emiten un canto de sirena difícil de ignorar. ¿Es que el universo conspira contra nosotros? ¿O acaso nuestro entorno está impregnado de buenas ideas y lo único que necesitamos son unas potentes antenas con las que atrapar estas energías sutiles?

Ya os decía que la escritura se va adueñando de ti, Alan Moore afirma que solo empiezas a obtener resultados cuando le rindes al arte el mismo culto que a un dios.



Creo que una hoja de hierba no es menos que el camino recorrido por las estrellas.

WALT WHITMAN, Hojas de hierba.
Ahora volvamos a ese camino del que hablábamos. Una vez que esta adicción se convierte en una forma de vida, empezamos a comprender que esas metas u objetivos alcanzados son algo secundario, el viaje que hemos emprendido quizá podría no tener final. No podemos asir ese horizonte que se perfila más allá. Nuestros ojos avezados, curtidos en los mimbres de la gramática, la retórica y demás sefirot intuyen las señales. No es algo exclusivo de la literatura, en la música o la pintura sucede lo mismo... no hay descanso, al menos no uno definitivo y certero.

El placer está en este continuo caminar, erigido sobre triunfos y miserias, moldeado por la experiencia adquirida con cada error. No hay retorno posible, el creador de mundos vive a través de sus palabras, desgrana la realidad y se reconstruye a sí mismo con ellas.

Son pocos los días en los que mi mirada no reposa sobre este Canto a mí mismo de Walt Withman, es tal el impacto que causó en mi mundo interior que tengo este fragmento con el que comenzaba la entrada clavado en la pared. Para tenerlo presente. Para no olvidar que este camino es infinito y, aún así, merece la pena recorrerlo. 

7 comentarios:

  1. maravillosa entrada!!! preciosas citas y preciosa reflexión, muy bien escrita.
    SIGUE CAMINANDO y dejando mundo nuevos en cada huella ;)
    ¡mil besos!

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  2. Es que con compañeras como tú es muy fácil continuar ;)
    Lo mismo te digo, Mara, sigue caminando y regalándonos tus preciosas historias.

    ¡Un abrazo!

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  3. Este post se merece una ovación, por las palabras del bueno de WW (y no es Walter White... Ahí un "chiste" sobre Walt Whitman en Breaking Bad) y por tu reflexión sobre la obsesión y la búsqueda de una meta dentro de la escritura.

    Tecleamos sin final en busca de un horizonte que tal vez es inalcanzable. Poético, optimista y triste al mismo tiempo. Poético por motivos claros, optimista porque siempre avanzaremos y triste porque nunca alcanzaremos el final, aunque ¿sería bueno lograrlo?

    Genial post como siempre, un placer leerte.

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    1. Optimista y triste, así es :) Lo has definido muy bien.
      Yo creo que parte de la magia reside precisamente en que no podamos llegar al final de la meta. Saber que siempre podremos aprender o cambiar cosas en nuestro estilo creo que puede ser un estímulo muy poderoso, quizá de no ser así nos cansaríamos.

      Gracias por tu comentario, siempre se agradece tu visita :P

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  4. En la asignatura "Historia de la psicología" hablábamos mucho de Walt Witman. Para mi profesor, este autor era el inicio de la hoda hacia el individualismo y el beneficio que ve en la soledad la sociedad norte americana. Obviamente, esto suscitaba muchísimos debates tan interesantes que terminábamos por analizar sus versos cómo parte de la materia.

    Usamos el arte en psicología para entender la mente de un humano en representación a la emoción de toda una sociedad. Porque el arte es la mayor evidencia científica del alma humana.

    Precioso, Ana. Siempre dando en el clavo con tus artículos.

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    1. Esos debates tenían que ser realmente interesantes :)
      Me ha encantado lo que has dicho, que el arte es la mayor evidencia científica del alma humana. (Frase para enmarcar)

      Gracias a ti por compartir tus conocimientos por aquí.
      ¡Un abrazo!

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Bienvenidos a mi mundo :)