17.4.16

CUANDO CANTA LA CALANDRIA Y RESPONDE EL RUISEÑOR. ROMANCE DEL PRISIONERO, SOBRE EL ANONIMATO Y EL ARTE.


Que por mayo era por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor,
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión,
que ni sé cuando es de día
ni cuando las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba al albor.
Matómela un ballestero
dele Dios mal galardón.

ROMANCE DEL PRISIONERO, de Anónimo.
Este romance anónimo pertenece a una comunidad y evoluciona gracias a ella. El romance del prisionero forma parte del romancero viejo, en concreto a los romances lírico-narrativos. Hoy a muchos les resulta llamativa la idea del anonimato en el arte, sin embargo en el pasado proclamar la autoría no se veía con buenos ojos, por ejemplo la Iglesia lo veía como un acto ególatra. Músicos, pintores, escritores... todos ellos trabajando de forma individual o colectiva para lanzar sus obras al mundo sin esperar reconocimiento alguno.  

Cuando pensamos en este tema acuden a nuestra memoria obras como El lazarillo de tormes, Las mil y una noches, Beowulf o  Cantar del mio Cid. Algunas han llegado a nosotros gracias a la difusión oral y no es de extrañar que hasta la aparición de la imprenta y sus comodidades, no fuese tampoco tarea sencilla transmitir y demostrarse como autor y demiurgo.


Especialmente durante el medievo nos encontramos con autores que más que inventar tendían a la reinterpretación y embellecimiento de los clásicos del momento o leyendas locales.

Por ejemplo es también lógico pensar que en las sociedades nómadas cuya tradición es, y ha sido, sobre todo oral, no se tenga por norma conocer la identidad del creador. Si hablamos de culturas sedentarias es más fácil que se dé la acumulación de conocimiento físico en detrimento de la vía oral y por lo tanto es más sencillo obtener información acerca de la fuente.


Volviendo al Romance del prisionero, su anonimato choca con la aureola intimista que impregna sus versos octosílabos. La perspectiva subjetiva del personaje principal (el prisionero) nos presenta un mes de mayo análogo a su estado de ánimo. Suponemos que autor y protagonista son la misma persona que por medio del locus amoenus y los elementos típicos de mayo, contrasta el mundo objetivo con su propia dimensión sentimental basada en la melancolía y la amargura.

Otro rasgo llamativo es la función del texto, siendo esta emotiva, pues el autor busca de la empatía del lector por lo injusto de su situación. Es probable que este romance fuese alumbrado por un solo poeta que lo legó a sus congéneres para que lo hicieran suyo. Este tipo de poesía gustaba por igual a los distintos sectores.


En la actualidad nos resulta impensable (al menos de entrada a la mayoría) someter nuestro trabajo a un proceso similar. Dejar que cualquiera añada prótesis a la obra, la mutile o directamente la modifique puede resultar una realidad dolorosa para el artista. No obstante, eso no impedía que antes se siguiera creando.

¿Qué es lo que ha cambiado? El amor por las historias sigue ahí, es imperecedero. El ego en cambio, la necesidad de reconocimiento, la idea romántica que tenemos del autor hoy en día se opone a este concepto del arte como algo carente de propietario. 

Los valores de las distintas civilizaciones ya no son los que eran. Al fijar nuestra mirada en la Grecia Clásica nos encontramos con un pueblo en el que lo que predominaba era el bien común, allí no había espacio para la individualidad o la autorrealización.

Imaginemos que las tornas cambian y vuelve a primar la idea de la colectividad frente a la individualidad. Imaginemos que la figura del autor desaparece y lo único que queda es su creación y las gentes que deciden su desarrollo u extinción. Muchos aparcarían la pluma y se dedicarían a otra cosa, pero es probable que unos pocos adictos a la creación de mundos obviaran su herido amor propio y continuasen con lo que mejor saben hacer. El arte es y ha sido una necesidad.

2 comentarios:

  1. Tuve un profe de literatura del siglo XV que flipaba con el tema de la autoría y el anonimato, era genial escucharle y hoy me le has recordado ^^
    Gracias por el post y por las imágenes, ha sido genial desayunar contigo :D
    ¡un superabrazo!

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    1. Me alegro de haber acompañado a tu desayuno ^^
      Es que el tema del anonimato es fascinante, en el futuro me gustaría hablar del seudónimo también ^^

      ¡Un abrazo!

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