28.2.16

OTRA OCUPACIÓN QUE ME GUSTABA BASTANTE ERA VISITAR LAS TUMBAS DE LOS NIÑOS. ESCARLATINA, LA COCINERA CADÁVER, DE LEDICIA COSTAS


Yo estaba convencido de que íbamos a lograrlo. No podía ser tan difícil cocinar un mismo plato para los muertos y para los vivos… ¿o sí lo era?
Cuando cumples años el Día de los Difuntos sabes que todo es posible y probablemente debas prepararte para lo imposible. Este es el caso de Román Casas, cumplirá los diez años y tiene claro —a diferencia de otros niños de su edad— cuál será la meta que perseguirá hasta la tumba: convertirse en un chef de prestigio.

El día señalado recibe como regalo un ataúd en el que le aguarda, desmontado, el cadáver de Escarlatina, una cocinera nativa del siglo XIX. Solo tiene que montarla y llevar a cabo el ritual indicado en las instrucciones para recibir el curso de cocina más alucinante del Más Allá y el Más Acá. 
De pronto, antes de que a Escarlatina le diese tiempo a explicarse, de uno de los agujeros de su nariz resbaló una araña negra. ¡Era el arañón con el que había estado jugando Dodoto! Colgado por un hilo de seda que le salía del culo, bajó tan campante hasta ponerse a la altura de la barbilla de la cocinera.
Con esta deliciosa premisa Ledicia Costas, autora de otras obras como Inmundicia e Roñoso, O corazón de Xúpiter o Unha estrela no vento, nos pone tras la pista de estos entrañables personajes: Román, Escarlatina, Dodoto, lady Horreur... ¿Por qué deliciosa? A ver, esta novela es ante todo un tratado de cocina, cada capítulo está introducido por una receta procedente del libro del propio Román.


Aquella noche Escarlatina me cedió su ataúd para dormir. No tenía camas, así que no me quedó otro remedio que meterme allí dentro. Era el objeto más nuevo que había en el interior de aquella tumba.

Escarlatina, la cocinera cadáver explora en clave de humor el lado velado de nuestra existencia, es decir: la muerte. Si algo está arraigado a la tradición gallega es la creencia de que durante ciertos días del año la barrera que separa el mundo de las ánimas del nuestro se difumina.

Nuestros amigos viajarán gracias al mortibús y a su conductora Nicotina, una psicopompo calificada por Román como una fitipaldi, al corazón del Inframundo. Allí Román y los suyos tendrán que luchar contra un tirano conocido por el nombre de Amanito y sus secuaces, los escalofriantes setáceos.
Parecía como si la piel del cacique fuese un bosque húmedo y bravo donde aquellos hongos crecían por todas partes. Sus brazos largos y delgados como serpientes terminaban en dos manos también infestadas de hongos y setas de distintos tamaños.
 




































Ser cocinero, cuando tienes diez años y mucha hambre el 85% del tiempo, no es nada fácil. Yo trato de seguir las instrucciones del libro de cocina con todas mis fuerzas, pero las cosas nunca son tan sencillas cuando te pones manos a la obra.

La esencia de esta obra podría resumirse en que lo que salva a nuestro chef es su comprensión de las similitudes entre vivos y difuntos; más que sus diferencias. Y por supuesto la amistad y el amor a la familia como vehículos para superar cualquier adversidad.

Una historia original, con un espíritu macabro y gamberro a partes iguales, complementada por las preciosas ilustraciones de Víctor Rivas. Y si hay algo que me ha gustado de la prosa de Ledicia Costas es la belleza con la que elige mostrarnos un mundo asociado a lo nauseabundo y al horror.
Sus ojos eran dos círculos negros sin expresión, y tenían las bocas cosidas con un zurcido bastante chapucero. No dijeron ni mu. Eran como mulecos que se movían activados por un mecanismo que llevaban escondido en alguna parte.


Me pasé al echar la masa en los moldes, y la mitad de ellas, cuando empezaron a crecer en el horno, salieron por fuera y se convirtieron en monstruos de varias cabezas.

De un modo u otro los animales y el respeto a los mismos está presente en la historia, por ejemplo Dodoto, el gato negro que normalmente va por libre, es la mascota de Román. Es un gran acierto cómo está representada la personalidad de este personaje, suele caerse en el prejuicio de que los felinos no son cariñosos, algunos los tildan de egoístas; sin embargo aquí, se refleja muy bien cómo a pesar de no ser tan serviciales como pueda serlo un perro, nos quieren a su manera. Lady Horreur es una araña francesa, además de la mejor amiga de Escarlatina y para más inri vive en el interior de la cocinera.

La autora también nos muestra como telón de fondo la crisis económica sufrida por tantas familias, no solo eso, Román es consciente de la situación. Temas como este y el de la muerte que son tabú, especialmente si hablamos de niños, con Escarlatina queda demostrado que los niños no solo se dan cuenta de su realidad cotidiana, sino que comprenden más de lo que los adultos tienden a imaginar.
Otra ocupación que me gustaba bastante era visitar las tumbas de los niños. Eran las únicas que estaban directamente excavadas en la tierra, en lugar de en nichos en las paredes.

6 comentarios:

  1. Genial propuesta, excelentes ilustraciones :D

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    1. La verdad es que disfruté mucho leyendola.
      Además, el miércoles viene la autora a la universidad de Zamora :P

      ¡Un abrazo y gracias por pasarte!

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  2. ¡Qué interesante! Parece uno de esos libros de varias lecturas, seguro que un niño apreciará cosas muy diferentes a las que yo leería en él :)

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    1. Ahí está la magia, es de esos libros que me gustaría haber leído de niña la primera vez y de nuevo siendo mayor ;)

      ¡Un abrazo!

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  3. No conocía la obra, pero la he visto por tus escritos en Twitter si mal no recuerdo y he leído la crítica y me ha gustado. Estoy pensando en escribir una obra juvenil, con niños, sobre la muerte y me alegra saber que no sería tan rara. Muchas gracias por la recomendación y por escribir sobre libros diferentes. :)

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    1. Sí, yo creo que este libro te gustaría mucho. Yo me lo leí en dos días (tenía que estudiar xD) y tiene esa estética que tanto nos gusta.
      Ayer la autora presentó el libro en la universidad de Zamora y reconoció que estaba muy influenciada por Tim Burton y Miyazaki * . *
      Además, las ilustraciones de Víctor Rivas tienen ese aura oscura que tanto nos gusta.

      Sí, yo también llevo un tiempo dándole vueltas a lo de escribir literatura infantil, tengo por ahora un cuento y ayer me ofrecieron participar en un proyecto de estas características. Pero en el futuro me gustaría escribir algo más largo.

      Ya me contarás si florece esa idea infantil :)

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