¿Y si el resto de la galaxia es realmente más patética que nosotros? ¿Y si el cosmos de inminentes posibilidades del espacio exterior no es más que un chiste de mal gusto?
Esta y otras cuestiones son tratadas en la nueva antología de Pulpture: Blazar, Compendio de Ciencia Ficción en clave de Humor. Mi relato La Abeja sonríe ha conseguido hacerse un hueco entre tan formidables compañeros de armas y de letras.
Se le concedió una apariencia humanoide. Willow pasó a medir dos metros y sus proporciones eran las de una escultura griega, en el cráneo destacaban dos ojos que brillaban con el resplandor azulado propio de la inteligencia artificial. Sin matices.
¿Quién es el personaje principal? Pues al mando del hilo argumental tenemos a Willow, un soldado que tras perder su cuerpo de una forma como poco estúpida, pasará a ser un cyborg.
Estamos en un planeta desconocido, cuyo nombre no se nos proporciona en ningún momento, acompañando a Willow en su estrambótica misión.
Este mundo se divide en regiones y la trama girará en torno a dos la Abeja (Primera Región) y el Cementerio (Cuarta Región).
Willow no sabía si reírse o llorar.
«¿Pero a qué clase de gilipollas contrata el Emperador?», se lamentó en su fuero interno. «Primero el módulo de memoria y después… ¡un intercomunicador en mal estado!». Aquello era surrealista, o bien eran todos idiotas o él había nacido con mala estrella.
En su viaje nuestro cyborg conocerá a la familia Lovelace, en concreto a padre e hijo.
Alfred (Lovelave padre) es un malhumorado anciano que odia las nuevas tecnologías y no distingue entre cyborgs y robots.
—¡Soy humano! —trató de razonar sin dejar de vigilar el apéndice de la máquina—. ¡No soy un robot! Mi nombre es Willow Olson y soy un cyborg.
El viejo Lovelace mordió con tal fuerza el cigarro que éste se partió en dos, empeorando su mal humor. Lo escupió y siguió peleándose con los controles.—Claro, claro chatarra. He oído ese cuento más veces, no eres el primero ni serás el último en recurrir a ese galimatías…
Alfred Lovelace se nombrará enemigo declarado de Willow y esta enemistad será fuente de todo tipo de absurdas e hilarantes situaciones.
La Abeja sonríe es una historia sencilla, pensada para el entretenimiento y la risa. A parte de Willow, Alfred, el comandante Nirelio de Orff y compañía, los principales protagonistas son los defectos humanos y los vicios.
Bueno... ¿tú también sabes por qué la Abeja sonríe?
¡Enhorabuena por ese relato, Ana! :)
ResponderEliminarUn abrazo,
Lorena.
¡Muchas gracias, Lorena!
EliminarOtro abrazo para ti ;)