En un principio yo iba a acompañar a una amiga a una sesión de cuentacuentos en la Biblioteca Pública de Zamora con la intención de aprender todo lo posible; sin embargo su compañera finalmente no se presentó y terminé sustituyéndola :)
Si leéis las últimas entradas del blog parece que la cosa va de estrenarse, de tirarse a la piscina. Desde hace muchos años he visto que numerosas editoriales preguntan si alguna vez el autor ha hecho algo parecido, lo consideran muy positivo para el currículum. Yo tenía muchas ganas de hacerlo, los habituales de este rincón ya sabéis que me interesa mucho la literatura infantil, así que desbloqueé (si estuviésemos en un videojuego tendría mucho más sentido esta frase) esta nueva habilidad sin siquiera esperarlo.
Media hora antes leí el cuento que me habían asignado: Una pareja diferente, de Daniela Kulot. Para ser mi primera vez estuvo bastante bien, los niños eran receptivos y respondieron bien a los dos cuentos y a las actividades que los complementaban.
Media hora antes leí el cuento que me habían asignado: Una pareja diferente, de Daniela Kulot. Para ser mi primera vez estuvo bastante bien, los niños eran receptivos y respondieron bien a los dos cuentos y a las actividades que los complementaban.
Mi amiga Elena narró El cazo de Lorenzo, de Isabelle Carrier. Ambas historias buscaban ahondar en los sentimientos y emociones desde la perspectiva de estos niños de seis años.
La mía habla de una jirafa y un cocodrilo que son pareja (entiéndase en el sentido romántico), vayan donde vayan son marginados por ser tan diferentes, los otros animales son incapaces de ver cómo el uno complementa al otro hasta el final. El otro cuento utiliza el cazo del protagonista como una hermosa metáfora de la discapacidad. En resumen, ambas obras son una joyita y os las recomiendo aunque no tengáis la intención de trabajar con niños. La buena literatura se disfruta a cualquier edad. ¡Fuera prejuicios!
Al final de la sesión Elena se valió de unas vistosas gafas mágicas cuyo cometido era el de mostrar al observador solo la cara positiva del entorno y sus habitantes. Dentro de una caja, que los pequeños encontraron rápidamente, se escondía la persona más importante del mundo, la sorpresa fue mayúscula cuando el espejo les devolvió su propia imagen.
Nos despedimos dibujando las cosas que nos gustaban (que fueron a parar a la bolsa que yo sostenía) y las que no (que terminaron en el cazo que portaba mi compañera).
Me alegro mucho de haber estado en el lugar adecuado y en el momento oportuno. Creo firmemente que la literatura hay que disfrutarla desde todos los ángulos posibles y como creadora de mundos la providencia me ha abierto puertas que hace años ni siquiera acertaba a adivinar.
El desarrollo del lenguaje corporal, narrar a viva voz y calibrar las reacciones de tus oyentes... todo esto puede ayudar a enriquecer nuestra caja de herramientas como escritores. Para el último punto los niños se presentan como la mejor opción: son un público sincero y exigente (véase la niña de la primera fila con el ceño fruncido repitiendo no me gusta como si de un mantra se tratara) que no tolera las trampas, puede estar bien contado, pero prima la idea y ha de ser fabulosa.
¡Nos vemos en la próxima aventura!
qué genial, amore!!! cómo me alegro de que saltase la liebre y estuvieses allí para cogerla en brazos al vuelo :D
ResponderEliminarpena no poder verte, ojalá al menos te hubieses grabado ;)
un abrazo enormeee!!!
Sí, estuve a tiempo para la liebre ;)
EliminarSí que hay grabación, Elena se encargó de ello, pero no tiene muy buena calidad me temo... :S
¡Otro abrazo de gigante!