«Charlotte Sophia quedó en manos del abogado de la familia. El abogado la puso de inmediato en un internado. Allí, las maestras la castigaban por cosas que no había hecho. Las otras alumnas le rompían la muñeca, arrancándole piernas y brazos...»
Título: La niña desdichada.
Autor: Edward Gorey.
Precio: 9,95 €.
Páginas: 64.
Editorial: Libros del zorro rojo.
Sinopsis: Huérfana, atormentada por las compañeras de colegio, esclavizada por un bruto alcohólico, la protagonista de este libro sobrevive, animada solo por su fuerza infantil, para seguir sufriendo. La niña desdichada (1961), trágica crónica de la vida de Charlotte Sophia.
A medida que iba disfrutando de la obra he visto similitudes con algunas de las obras de Durero en cuanto a técnica se refiere. Si hablamos de estética Tim Burton podría ser una buena referencia. Son reminiscencias, pero está claro que el estilo de Edward Gorey está perfectamente definido y es reconocible para el lector profano que empieza a degustar sus obras.
Antes de realizar esta reseña he investigado un poco por la red y por lo visto muchos padres (que piensan que las ilustraciones implican que una obra sea adecuada para niños), se han sentido ofendidos por la temática dura, que ya se anuncia en la contraportada.
A mí personalmente me ha gustado mucho la historia de las desventuras de Charlotte.
Ante todo aviso, no tiene un final feliz, no es un cuento sobre cómo superar las adversidades. El autor nos muestra el lado más aborrecible del ser humano y de la sociedad en la que vivimos, contrastados con la inocencia de la pequeña Charlotte.
Al principio la niña es feliz junto a sus padres, pero poco a poco todo se tuerce y pierde todo cuanto tenía. La separación de sus progenitores es solo el principio, se verá privada de su propia libertad y su salud... digamos que se resiente.
Es sorprendente la perseverancia de Charlotte, que no pierde la esperanza y se esfuerza por sobrevivir y salir de la terrible situación en la que se encuentra.
Un detalle que me ha llamado mucho la atención son unas pequeñas criaturas, colocadas estratégicamente a lo largo de toda la obra. Son una especie de diablillos, o al menos esa es la impresión que a mí me da, que parecen observar en todo momento lo que ocurre. Como si ellos de algún modo tuvieran algo que ver con la mala suerte que parece perseguir a la chiquilla.
El final sorprende, no deja indiferente, uno apenas puede creerlo que ha sucedido... Una mezcla de inquietud, un regusto amargo y la incertidumbre.A pesar de todo esto, me ha gustado mucho, tanto la estética como el argumento, no toda las historias pueden ser felices y entiendo la crítica que hace el autor.
A pesar de su crudeza, me parece que es un libro precioso. Me lo apunto para ver si puedo conseguirlo.
ResponderEliminarSaludos.
Esa es exactamente mi opinión. Si te decides a leerlo ya me contarás qué te ha parecido.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por tu comentario : )