Hay heridas que duelen demasiado, y que pueden conseguir que
todo tu mundo se tambaleé. Momentos que marcan un antes y un después, momentos
que no sabemos ver venir.
Es triste pensar que has hecho lo correcto, y aún así sentir
ese vórtice en el pecho. Un vacío que no te permite pensar con claridad, que te
recuerda una y otra vez que a veces, las personas que se quieren se hieren
mutuamente.
Somos humanos. Y como humanos cometemos miles de errores. Eso no quiere decir que dos personas no se quieran.
ResponderEliminarY como siempre digo, solo a los que queremos podemos hacerles daño. Solo los que queremos de verdad nos pueden hacer daño.
Pero recuerda que al penas nos hacen más grandes cuando las superamos. Y todo se supera.
Un abrazo gigante.
Tienes toda la razón, si no sintieramos ningún tipo de afecto no podríamos hacer daño, ni nadie podría hacernoslo a nosotros.
ResponderEliminarGracias por estar siempre ahí.
Mil besos.
Y así el hombre se divinizó. O, mejor, algo más necesario, se humanizó. Todo lo realmente importante mueve a un estado. Qué más da si este es bueno o malo. Que mueva.
ResponderEliminarUn saludo.
Marc V.
Gracias por tu comentario y bienvenido al blog :)
ResponderEliminarSabias palabras las tuyas.
Saludos.