Cursé los estudios de derecho en la Universidad de Salamanca, pero desde niña mi verdadera pasión fueron los libros. Así comienza Elena Garquin, autora de las novelas Tuareg, La heredera, Casualmente Valentina y Boomerang, su biografía. A los lectores del blog les sonará debido a la reseña de Tuareg.
1. ¿Qué es lo
más drástico que has hecho por el arte?
Odiarlo
con la misma intensidad con que puedo llegar a quererlo. Creo que eso puede ser
algo extremista, pero a un tiempo lo mejor que el arte puede aportarte. La indiferencia
y el arte deberían ser incompatibles.
2. El mejor
consejo que has recibido de un artista.
He
recibido varios, y no todos igual de buenos, dicho sea de paso, aunque hay uno
que siempre está en mi cabeza a la hora de enfrentarme a una hoja en blanco:
crea aquello que te satisfaga a ti. Aquello que te complemente como persona,
con lo que te diviertas. No es garantía de éxito, pero te lo aseguras en una
gran proporción. Y si no, siempre podrás estar satisfecha contigo misma. Lo
sigo y, hasta ahora, me ha funcionado.
3. Si
tuvieras que vivir en el interior de un cuadro, ¿cuál sería?
La
Gioconda. Me encantaría ser esa mujer, con esa expresión entre enigmática y
críptica con la que encara a todo aquel que la mira, por una sencilla razón:
así podría saber, de una vez por todas, qué es lo que le pasa por la cabeza.
4. Los
escritores se nutren de obsesiones. ¿Cuáles se reflejan en tus obras?
Mis
obsesiones van más por el camino de los principios y las emociones que por
otros derroteros, la verdad. Procuro ponderar en la medida de lo posible la
lealtad, la amistad, el sentido del deber, el valor de una palabra dada… Sí, ya
sé que son valores claramente obsoletos en la sociedad en la que vivimos, pero
soy optimista. Creo firmemente que todavía podemos encontrarlos en la mayoría
de las personas.
5. En una
entrada de este blog hablé al público acerca de mi campo semántico personal y
me gustaría que compartieras el tuyo. Puedes acompañarlo de una reflexión
acerca de tu estilo.
Mi campo semántico podría llamarlo «valores». No sé si éticos, morales…
Ahí lo dejo. Y dentro del mismo incluiría sinceridad, honestidad, valentía,
lealtad, humildad, nobleza… Seguro que se me escapa alguno importante, pero lo
dejo abierto a sugerencias.
Procuro reflejar todos esos valores en mis novelas. Mis personajes las
tienen en abundancia, lo cual no es impedimento para que cometan errores
producto de malas decisiones, que se comporten de una manera imprevisible en
según qué circunstancias. En mi opinión ese es un rasgo característico de mi
estilo, si es que se puede llamar así. Aunque pienso que ese tipo de cosas
contribuyen a que los personajes sean más humanos, menos ideales. Si a eso le
unes mi forma de escribir directa, sin rodeos demasiado floridos o inútiles,
creo que podría decir que cumplo con una parte bastante importante de mi propio
campo semántico, jajajajaja!!
6. ¿Qué ha sido lo más complicado de escribir Tuareg?
Cuéntanos algo que no te hayan preguntado acerca de esta novela. Me gustaría
que hicieras lo mismo con La heredera y Casualmente Valentina.
De escribir Tuareg, absolutamente nada. La trama salió sola, así como las
situaciones y los diálogos, entre otras cosas. Creo que nunca me ha pasado con
ninguna novela que haya escrito, y no sé si me volverá a pasar. Ahora bien, si
hubo algo verdaderamente complicado, fue la documentación. Y no precisamente
por su escasez, sino todo lo contrario. Encontré tanta que tuve que filtrarla
con mucho cuidado, y con miedo de aburrir al lector.
Algo que no me hayan preguntado… Hummm… Una cosilla que para mí fue de
importancia vital pero que a nadie pareció salirle de ojo, jajajaja!! Cuando me
adentré en todos los datos acerca de los Tuareg, me di cuenta de que con sus
peculiaridades, resultaban ser más liberales en ciertos aspectos que la
sociedad española de la época (siglo XIX), lo cual me dio un abanico mucho más
grande de posibilidades. Pero muy pocas personas se dieron cuenta de que, con
ese tipo de cosas, Tahir, el protagonista, tenía una mentalidad mucho más
abierta que Beatriz, la protagonista. No sé, supongo que será cuestión de
gustos, jajajajaja!!
Respecto a mis otras dos novelas, si echamos un vistazo a La Heredera,
poco se quedaron por preguntar, la verdad. Hubo algo que yo expliqué sin que
preguntaran, y fue la razón para la que nació esa novela. Nadie me lo había
preguntado, no sé si porque yo lo había explicado ya o porque, sencillamente,
no cayeron en el detalle. Con Casualmente Valentina lo cierto es que las
preguntas han sido de lo más variadas y completas, no puedo quejarme,
jajajajajaja!! Pero ha habido algo que nadie me ha preguntado (o eso creo): el
prólogo. ¿Por qué está escrito en primera persona cuando el resto de la novela
está en tercera? Sencillo. La primera persona siempre suele ser más impactante,
al menos para mí, así que esa fue mi intención. Que quedara en la memoria del
lector porque es completamente relevante para lo que sucede después. Bueno…
Espero haberlo conseguido.
7. ¿Cómo te organizas en cuanto a documentación?
¿Qué consejos le darías a un autor que se enfrenta a ésta para que no
desfallezca en el intento?
Lo primero que hago es perfilar el esquema básico de la historia para
hacerme una idea de lo que voy a necesitar. Y ese sería mi principal consejo
para cualquier autor. De esa manera, me centro en lo básico. Internet es una
fuente inagotable de datos. Si no lo haces así, corres el riesgo de perderte en
ellos hasta el punto de no saber qué es lo que estás buscando realmente. Cierto
es que a medida que vas avanzando en la historia, te surgirán imprevistos que
posiblemente obliguen a buscar más datos, pero si se ha hecho bien desde el
principio, esto último no supondrá más que unos minutos de trabajo extra.
Además es muy importante no aturullar al lector. Tengo que tener claro
que escribo romántica. Por lo tanto, la cantidad de documentación que debo
incluir en la novela no puede sobrepasar el diez por ciento del total de la
novela, por poner una cifra aproximada. La documentación en la romántica es una
herramienta, una manera de introducir al lector en una determinada época y
lugar, tanto en histórica como en contemporánea. Si sobrepasas esa máxima,
corres riesgos innecesarios.
8. ¿Contradicciones en
tu proceso creativo? ¿Cómo es tu método de escritura?
¡Contradicciones es
decir poco! ¿Cómo llamaríamos al hecho de que tienes a tus personajes
perfilados de una determinada manera en tu cabeza, pero cuando empiezas con su
historia, van tomando una forma completamente distinta? ¿Rebelión en masa? Sí,
creo que eso sería más adecuado, jajajajajaja. Ellos se saltan el método con su
propia voz, y yo también, claro. No tengo método. Soy anárquica. Por supuesto
tengo una idea general de lo que quiero transmitir, una imagen vaga de alguna
sucesión de escenas, pero nada más. El resto me lo van dando ellos, tanto los
protagonistas como los secundarios. Yo soy incapaz de perfilar una novela hasta
el punto de saber cuántos capítulos va a tener, o dónde termina uno y empieza el
siguiente, pero supongo que tiene mucho que ver con la personalidad de cada
uno. No soy ordenada, ni previsora, sino impulsiva y cambiante. De hecho, tardo
mucho tiempo en pasar de un capítulo a otro porque soy incapaz de hacerlo hasta
que no estoy segura de que lo que dejo atrás, está medianamente bien
estructurado. Si eso es ser perfeccionista, lo soy, pero seguro que es mi única
virtud con la escritura.
9. ¿Cómo es tu lugar de trabajo? ¿Crees que
influyen el lugar de nacimiento y el entorno a la hora de ser escritor?
Mi lugar de trabajo es mi casa. Normalmente la mesa de mi salón, aunque
no soy exigente en ese sentido. He trabajado en la cocina, en las habitaciones
de mis hijos… Hasta en el campo, con el ordenador apoyado en mi regazo. Creo
firmemente que unos lugares inspiran más que otros, pero no creo que la
inspiración esté en ellos, sino en una misma. Lo único que pido, no, EXIJO, es
silencio y, a ser posible, soledad. Cosa que se vende muy cara en mi casa,
teniendo en cuenta que vivo con un marido, dos hijos y dos gatos.
En cuanto a la segunda pregunta, rotundamente SÍ. Tan solo un matiz:
influyen, pero no debería ser determinante. Ejemplos, a puñados. Tuareg está
ambientado en el Sahara, y te puedo asegurar que jamás estuve allí, mucho menos
en el siglo XIX, claro. La Heredera, ambientada en un cortijo andaluz cerca de
Ronda. Confieso que he estado en Ronda hace tantos años que podría acercarme a
la época de la historia de Elena y Diego, pero me pareció un lugar muy bonito y
evocador. Perfecto para ambientar una novela de época que transcurriera en
España, y desde luego muy poco común.
Con Casualmente Valentina lo tuve fácil. Ambientada donde vivo, hay
lugares y situaciones descritas que he vivido yo misma y por los que aún paseo.
Es evidente que siempre te sentirás más cómoda escribiendo acerca de lo
que conoces o las personas más allegadas han conocido, pero no debería ser lo
único. Después de todo, somos escritores. Con una materia gris llena de ideas y
una imaginación desbordante, así que, dejémosla volar, ¿no os parece?
10. ¿Cómo fueron tus inicios como escritora?
¿Cuándo te diste cuenta de que te gustaba esto de juntar letras?
Uy, mis inicios… Creo que todos tenemos un guía. Algo así como una flecha
que, de buenas a primeras, nos indica algo que siempre había estado ahí,
latente, pero que sale en ese momento maravilloso en el que vemos la luz. Mi
luz llegó con Enyd Blyton y la serie de libros de Los Cinco. Ahí descubrí que
no solo me encantaba leer, sino que necesitaba contar lo que esas lecturas me
provocaban. Con trece años escribí mis primeros cuentos, y así seguí hasta que
con dieciséis, descubrí la novela romántica y decidí probar en el tema.
Conclusión: una catástrofe, jajajaja!! Durante años escribí buenas historias en
su fondo, pero desastrosas en su forma. Me tocó una época en la que publicar
teniendo un nombre español era poco menos que una quimera, pero todo tiene su
momento, y después de un parón de muchos años, me llegó el mío con La Heredera.
Nunca agradeceré lo bastante a esta novela haber sido hecho posible mi mayor
sueño. Cada una de las publicadas y de las que vendrán tienen su esencia, su
por qué, Pero La Heredera siempre será especial para mí.
11. Escritura
terapéutica. ¿Cómo lo ves? ¿Qué supone para ti el acto de escribir?
Lo veo, lo veo. Es terapéutica, balsámica y sanadora en general. Y si
para mí es así, seguramente será así también para la persona que lea lo que
escribo. Para mí escribir lo es todo. Mi mejor amigo y mi peor enemigo. Mi
parcela de poder y de debilidad. Mi aislamiento y mi principal comunicación de
problemas. Pongo mucho de mí en mis historias, porque al final los personajes
acaban teniendo parte de mí. De mi carácter, de mis defectos, de mis amigos y
mis enemigos. De mi día a día. Plasmo mis problemas y mis preocupaciones, me
frustro y me realizo como persona. Si no pudiera escribir, me moriría por
dentro.
Y si eso no es lo suficientemente gratificante, tengo a mis lectores que
lo son todo para mí. Cuando alguien te para por la calle y te dice que tiene un
enorme problema difícil de solucionar, pero que tus novelas le ayudan a
evadirse durante un rato, que le hacen reír, que se sumerge por completo en
otro tiempo o en otro lugar, y que cuando la termina incluso ve su problema con
más optimismo, es una terapia intensiva. Te alegra el día, el mes y el año.
Porque la principal función de la escritura debería ser hacer felices a las
personas. Así de sencillo y, a un tiempo, así de complicado.